la firma

Blanco Lifante Abogados Tributarios
Un despacho profesional de abogados, consultores jurídicos y técnicos especializado en derecho tributario.

Quiénes somos

Los inicios de Blanco Lifante

La creación de Blanco Lifante Abogados Tributarios no se produjo de la noche a la mañana. Fue en el año 2007 cuando su fundadora, Isabel Mª Blanco Lifante, comenzó su andadura laboral y profesional, adquiriendo experiencia y constante contacto con el apasionante mundo del derecho tributario. Su experiencia laboral es amplia y siempre ha estado enfocada en el derecho fiscal y tributario.

El crecimiento ha sido tranquilo, seguro e incesante, hasta que llegó un momento en el que su experiencia y su vida le dieron un impulso decisivo al desarrollo de su actividad y profesionalidad para abrir su propio despacho con su propia firma en el año 2015.

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A partir de esta fecha, Blanco Lifante Abogados Tributarios dispone de sus propias instalaciones para atender a sus clientes y cuenta con la colaboración de grandes profesionales que prestan un servicio eficaz con el único objetivo de defender los intereses y derechos de sus clientes y de aquellos que confían en su profesionalidad.

Soy Isabel María Blanco Lifante,

licenciada en Derecho por la Universidad de Alicante en 2006 y Máster en Tributación en el año 2007. Desde muy jovencita he tenido mucho interés sobre el derecho y tuve claro que quería ser abogada.

El dedicarme al derecho tributario fue cuando supe que no había muchos abogados especializados en derecho tributario y que los poquitos que se dedicaban a ello no estaban al alcance de la mayoría de los contribuyentes.

No entendí el motivo de la ausencia de este tipo de profesionales cuando los impuestos nos acompañan en cada paso que damos y, así, decidí que quería ser abogada tributaria. Quise ponerme al servicio del contribuyente cuando tuviera problemas con Hacienda y estar a su lado y luchar por sus intereses.

Por este motivo, cuando emprendí mi carrera profesional con mi marca personal todos mis esfuerzos se enfocaron en defender al contribuyente frente a esos problemas con hacienda y aliviar ese nudo en el estómago que se te pone cuando se recibe una de sus cartas.

Es cierto que el paso de los años me hizo ver que en la mayoría de las ocasiones esos problemas con Hacienda se podrían haber evitado si se hubiera acudido al profesional adecuado antes de tomar una decisión, realizar una determinada operación que implicaba pago de impuestos o presentar una declaración. Esto supuso una nueva forma de ver que podía poner mis conocimientos de una manera diferente. Así, en lugar de resolver problemas, ayudar a prevenirlos.

Era la oportunidad de ver al abogado de una manera distinta a como siempre nos habían hecho entender y poder llegar al máximo número de personas que tuvieran dudas sobre cómo hacer las cosas bien con Hacienda y yo, acompañarlos siempre que lo necesitaran.